sábado, 19 de noviembre de 2011

Día de reflexión


¿Reflexionando tal vez? Perdonadme el atrevimiento de meterme por unos instantes en vuestro ejercicio democrático de reflexionar a quién votaréis mañana, pero me gustaría hablaros hoy de una fecha muy importante en el calendario y que este año quizá está siendo un tanto eclipsada, mañana 20 de noviembre.

Quizá a algunos de los que leéis el blog esta fecha os recuerde el fin de una época un tanto oscura de la historia española en la que vivisteis, a otros probablemente sólo os sonara como una fecha importante pero sin saber por qué y a una gran mayoría seguro que os parece una fecha importantísima porque vais a ejercer vuestro derecho constitucional al voto. Pues quizá la circunstancia más reseñable respecto al día de mañana no es ninguna de esas que acabo de enumerar, mañana es un día muy importante porque se conmemora el Día internacional de la infancia, que se viene celebrando desde 1954 cada 20 de noviembre, ya es mala idea haberle chafado a nuestros niños su día con unas elecciones generales, que serán de todo menos divertidas para ellos.

En este día deberíamos de ser conscientes de las necesidades que tienen los niños del mundo y ver la manera de promover el bienestar de todos ellos. En cada lugar del mundo las necesidades son muy diversas, y así como habrá lugares en los que las necesidades sean de tipo más material: comida, ropa, agua, educación, medicinas, etc… también habrá lugares donde esas necesidades están más cercanas al plano afectivo: falta de atención, falta de cariño, inexistente comunicación padres-hijos o, incluso, malos tratos.

A todo el mundo, por lo general, le gustan los niños, su inocencia, su sonrisa, su manera de ir descubriendo el mundo poco a poco. Estoy convencido de que a todos se nos viene una sonrisa a la boca cuando recordamos a algún niño pequeño de la familia o hijo de algún amigo. Supongo que a muchos de vosotros cuando os hablan de niños se os vienen a la cabeza imágenes similares a las que realiza la famosa fotógrafa Anne Geddes, que ha hecho de la fotografía de niños pequeños todo un negocio y que consigue que todo el mundo que ve una foto suya se le enternezca el corazón al ver a niños tan pequeños posando ante su cámara.

Pues bien, a mí también me gustan esas fotos y también se me enternece el corazón con esos niños pero, por suerte o por desgracia, también soy consciente que existe otra infancia, otros niños que también son retratados por cámaras fotográficas pero que nada tienen que ver con las fotos de las que hemos hablado antes. Son niños de la misma edad pero con distinta suerte, niños que no tienen la suerte de vivir en el lado bueno del mundo, niños que desde pequeños han conocido el sufrimiento y el dolor, y que muchos de ellos a su corta edad ya saben cómo es el mundo de los adultos. Os podría poner muchos ejemplos de niños así pero con la imagen que viene a continuación creo que os hacéis una idea más o menos clara de lo que estoy hablando.

Estas situaciones nos parecen muy lejanas y creemos que no existen en nuestro entorno, en nuestro primer mundo civilizado, y es probable que no existan, no digo que no, pero a lo mejor más cerca de lo que nosotros pensamos existen niños que no tienen lo necesario para disfrutar de su niñez, de su infancia. Ciertamente en nuestra sociedad hay menos casos de necesidad material extrema como en otros puntos del planeta, pero a lo mejor no somos conscientes de los males que afectan a nuestros niños, a nuestra infancia, a nuestro futuro.

Probablemente no nos parezcan problemas, precisamente por eso lo son porque nos cuesta mucho reconocerlos, pero son situaciones que nuestros pequeños viven día a día que hacen que este período de su vida tan importante como es la infancia les marque para el resto de sus vidas. En una entrada anterior lo comentaba, todos conocemos a niños que por la situación laboral de sus padres se ven obligados a llevar un ritmo de vida similar al suyo, con los mismos horarios, las mismas prisas o las mismas preocupaciones incluso. ¿Es esa la infancia que tuvieron sus padres? Paraos un momento y pensad en vuestra infancia ¿cómo eran los años en los que los deberes del cole eran vuestro mayor problema? Creo que, posiblemente ninguno de los que estáis leyendo este blog, tuviera una infancia similar a la que llevan hoy en día nuestros pequeños. Estoy convencido de que podríais decirme montones de cosas que hacíais cuando eráis pequeños que a día de hoy los niños no hacen: jugar en la calle, salir con la bicicleta, pasarte horas muertas jugando con las muñecas o con los playmobil… Por qué no lo hacen nuestros niños hoy en día? Yo creo que resulta más cómodo para los padres apuntar a los niños a millones de actividades por las tardes fuera de casa que sentarse con ellos a jugar y a mostrarles cariño a través del juego, así nos encontramos con pequeños individuos de 10 o 12 años que son auténticos maestros del inglés o del piano pero no que no saben ser niños, son pequeños adultos moldeados por sus padres para que sean lo menos molestos posibles, además eso suele ser motivo de admiración por parte de otros padres, es un orgullo para un padre que un niño de 10 años sepa estar en un sitio quieto, sin moverse ni hacer ningún tipo de ruido mientras sus padres departen tranquilamente con otros padres que se quedan admirados al ver el comportamiento ejemplar de ese individuo.

Me gustaría, desde aquí, invitaros a todos aquellos que tenéis niños o tratáis con niños a que mañana, o el lunes a más tardar, os sentéis a jugar con ellos, a hacer cabañas, a jugar a indios y vaqueros, a salir a la calle con la bicicleta, en definitiva, a celebrar con ellos su día, seguro que se generarán situaciones que a lo mejor hasta ahora no habíais vivido, seguro que eso ayuda a reforzar y a mejorar esa relación tan gratificante que se tiene con los más pequeños de nuestro mundo.

Un fuerte abrazo a todos y ¡¡SED FELICES!! Haciendo felices a vuestros pequeños.

Pd: aquí está cayendo agua como si no hubiera un mañana, ya tengo comprados los manguitos de Dora, exploradora y el flotador de Bob Esponja por si acaso fueran necesarios.

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