jueves, 29 de diciembre de 2011

Los inocentes


Hoy (por ayer) celebramos el día de los santos inocentes, en el que por costumbre se tiende a gastar bromas a la gente para demostrarles lo inocentes que son, así me vienen a la memoria bromas que yo gastaba cuando era pequeño, noticias “sorprendentes” que nos daban ese día en el telediario o en los periódicos o el típico mensaje-anuncio navideño que un amigo (A.K.A. “El sucio”) nos hace todos los años.

Pero la verdad es que el origen de la fiesta o de la conmemoración del día está bastante alejado del sentido lúdico en el que ha ido derivando los últimos años, como algunos sabréis el día de los santos inocentes se rememora la tragedia ocurrida en Israel pocos días después del nacimiento de Cristo, cuando por orden del rey Herodes fueron sacrificados todos los varones menores de dos años, pues entre ellos se encontraba el mesías, el auténtico rey de Israel.
Frágiles y sin rostro, como este muñeco, así son los miles de inocentes de nuestro tiempo.

A lo mejor esto nos suena a chino o a película de ciencia ficción pero a lo mejor esta situación la tenemos más cerca en el tiempo de lo que pensamos, más próxima a nuestra época, más cercana a la sociedad en la que vivimos. Y es que a pesar del desconocimiento de la gran mayoría de la gente, entre los que me incluyo, a día de hoy siguen muriendo inocentes, muchos sin alcanzar apenas el año de vida otros quizá a manos de niños de su misma edad, quizá no por la orden directa de un rey que teme por su trono pero sí por la pasividad de una gran parte del mundo que gira la cabeza o da la espalda cuando se encuentra con realidades que afectan a los inocentes de nuestro mundo.
¿Somos capaces de permanecer impasibles ante estas situaciones?

Porque unas de las mayores lacras que tienen los inocentes de nuestro tiempo, aquellos que no viven en la cara buena del mundo, son el hambre y la guerra, dos realidades bajo cuyas fauces caen anualmente miles de niños, miles como aquellos inocentes cuya única falta era tener atemorizado al rey de Israel. A día de hoy esos niños no atemorizan a nadie, quizá eso sea bueno, pero tampoco despiertan sentimientos en mucha gente, estaréis de acuerdo conmigo en que a día de hoy nuestro corazón permanece impasible, o al menos está anestesiado, ante las noticias de niños que mueren de hambre en África o que están tomando parte en algún conflicto bélico, aquí tal vez sí cumpliendo las órdenes de un rey de nuestro tiempo que teme por su poder, y eso aunque no os lo creáis nos hace cómplices de sus muertes, quizá no apretemos el gatillo, quizá no les quitemos la comida, pero a lo mejor sí que hemos permitido que adquieran el arma cuya fabricación se ha hecho con nuestro dinero, próximamente os contaré una historia acerca de nuestras entidades bancarias, o hemos consentido que empresas de alimentación tiren, o mejor dicho, destruyan literalmente kilos y kilos de alimentos, con los que salvar anualmente de la muerte a bastantes de esos inocentes que mueren de hambre, para de esa manera evitar el abaratamiento de los mismos.
Quizá no les quitemos el alimento pero somos cómplices con nuestra indiferencia.

Probablemente a día de hoy mueran más de los que murieran entonces, pero la diferencia fundamental es que lo que entonces fue por orden de una persona atemorizada hoy es por la pasividad de una sociedad que mira hacia otro lado para ignorar la existencia de situaciones en las que con un poco que pusiésemos de nuestra parte todo quedaría solucionado, no tenemos ningún motivo para no ayudarlos, y sin embargo nos cruzamos de brazos, cerramos los ojos con el convencimiento de que lo que el ojo no ve el corazón no lo siente.

En definitiva, por increíble que parezca dos mil once años después siguen muriendo inocentes, siguen cayendo pequeños que no han sido capaces de alcanzar la misericordia de quien tiene sus vidas en sus manos, mientras nosotros hoy quizá hayamos dedicado más tiempo a gastar bromas que a luchar por la justicia de los inocentes; hoy lo he leído en un calendario, “formamos parte de la primera generación que podría erradicar la pobreza en el mundo”, hagamos de ello una realidad y que no sea una simple broma.

Un abrazo fuerte para todos y ¡¡SED FELICES!!

PD: hemos recuperado la conexión, así que seguiré dando la vara por aquí.

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