lunes, 30 de enero de 2012

Inculturación

Tras un parón, tan necesario como reparador, retomo la actividad de este blog para seguir contándoos el día a día de esta experiencia que estoy teniendo la oportunidad de disfrutar aquí en Tánger. Hoy me gustaría compartir con vosotros algo que me ha tenido entretenido este fin de semana pasado, y que realmente me ha servido para acercarme más aún a la cultura de las personas con las que convivo día a día.

Concretamente el pasado sábado por la noche celebramos aquí en el Hogar Lerchundi el “I concurso gastronómico de comida marroquí ”, una sana competición entre algunos de los que vivimos aquí en Tánger por ver quién está siendo más permeable a la cultura, más exactamente a la gastronomía, de la gente con la que convivimos a diario. Fue una manera lúdica de comprobar si estamos siendo, o no, abiertos a la hora de probar cosas nuevas, nuevos sabores y texturas que en ocasiones son completamente diferentes a los que estamos acostumbrados, y de ver hasta qué punto somos capaces de hacerlo lo más parecido posible.

Para ello contamos con un jurado bastante exigente, un marroquí, que fue quien con su voto y el voto de todos los que estuvimos en la cena, designó qué plato fue el que estaba más próximo a la cocina marroquí tradicional, me consta que fue muy benevolente con nosotros pues seguro que nuestros platos poco o nada tenían que ver con la manera tradicional de hacer la cocina típica marroquí, a pesar de nuestro esfuerzo y empeño estoy convencido de que no logramos darle ese toque que hace de la cocina del otro lado del puente sea tan especial.

A pesar de lo que acabo de deciros, también tengo que reconocer que todos los que participamos en el concurso intentamos poner todo de nuestra parte para complacer el exigente gusto del presidente del jurado. Sacamos cada uno lo mejor de nuestro repertorio culinario marroquí, no muy extenso en mi caso por cierto, para elaborar unos platos que, con toda seguridad, llevaban tanta cantidad de especias como de cariño, ilusión y voluntad de intentar que fuesen lo más parecidos posibles a los que se hacen aquí. Hubo poca variedad, las cosas como son, en los platos, se presentaron al concurso tres platos de “tajin de kefta”, dos platos de pinchitos y un tajin de pollo con salsa de cebolla y pasas, eso sí todos deliciosos, además aderezamos la cena con otros elementos típicamente marroquíes como las aceitunas, picantes y aliñadas con todo tipo de especias, el té, ¿acaso habrá algo más típico marroquí que un vaso de té?, y dulces, otra cosa que no falta jamás en una celebración marroquí. Además pudimos regarlo todo con algunas otras delicatesen que nos alegraron la cena y nos hicieron fusionar ambas culturas.
Uno de los tajines de kefta acompañado del té y de las aceitunas.

El resultado del concurso al final fue lo de menos, lo realmente importante fue salir de la rutina, cambiar un poco el ritmo de los sábados y con la excusa del concurso juntarnos todos alrededor de una mesa a compartir la comida, fue un gustazo tener a tanta gente a la mesa, cada uno de un sitio diferente pero todos unidos por la cultura, por la gastronomía de este país que nos acoge, como dije en una ocasión es muy bonito sentarse a la mesa con y como ellos, intentar minimizar esas barreras culturales que a veces nos hacen cerrarnos en banda a lo nuevo, a la cultura de aquellos con los que compartimos el día a día.

Un muy fuerte abrazo a todos, perdón por la desconexión del fin de semana y ¡¡SED MUY FELICES!!

No hay comentarios:

Publicar un comentario